Susurraré
sobre el amor, ante la hormiga y la gaviota
Por Carlos de
la Rosa Vidal
Susurraré
sobre el amor. Ese misterio que se me ha escapado de los ojos, como polvo
recién liberado de las pestañas. Susurraré sobre su mística. Porque, hablar de
amor como enamorado, es hacer una oda a un presente que uno anhela eterno, a un
tiempo que se descompone en tiritas de fugacidad. Hablar del amor, cegado en
él, es hacerlo creyéndose repleto de universo, pero quizá es sólo hablar de
prontas ausencias. Entonces, es no decir
nada importante para la historia.
Hablar de amor
como alguien que ha amado, que se ha enamorado siete veces, de la misma persona
o de tantas otras, es hablar como testigo, como sobreviviente, acaso para
narrarle a los nietos, de los propios amores como si fuesen amores alquilados a
la Edad Media. Quienes amaron diez veces suelen valerle al poeta para zurcir
amores que nunca tuvo con amores que siempre quiso.
Hablaré para
que sólo escuchen las hormigas. Yo no sé si las hormigas se enamoran. Quisiera
decir que sí, solo para escribir sobre la arena, sobre la que las observo correr,
que el amor es camino; o más precisamente, el caminar; o más precisamente, el
ir y retornar en busca de alimentos, sabiendo en el sincero latido, que sólo se
busca porque existen los otros. Y quisiera decir que las hormigas no aman, que
ellas sólo existen para el reciclaje de los alimentos desahuciados. Diré que las
hormigas subsisten porque no conocen el amor.
Los monjes
místicos han besado con susurros a los vientos. Añadiré un beso más. Susurraré
con una voz semejante al silencio, añadiré vacíos a las palabras, insertándoles
pausas, rellenándolas de tropiezos con la lengua. Diré que el amor es ese
vuelo, de la gaviota que se escapa hacia sí misma. Que también vuela para
otros.
Y me susurraré.
Las palabras rodarán como el polvo de un derrumbe, sobre el viento, para llegar
al comienzo. A cualquier comienzo. Y amaré en la suspensión de los
pensamientos. Observaré como rueda el polvo que ha volado con la gaviota, que
se ha rendido ante la hormiga. Sabré que he respirado palabras, el viento que
otros besaron ayer.
23
de abril de 2019
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